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¿Quién es Xi Jingping, el presidente que asume por tercera vez en China?

Este domingo, Xi Jinping asumió un tercer período de mandato en China y presentó un alto órgano de gobierno compuesto por funcionarios leales, consolidando su lugar como el gobernante más poderoso del país desde Mao Zedong.

El jefe del Partido Comunista de Shanghái, Li Qiang, siguió a Xi en el escenario del Gran Salón del Pueblo mientras se presentaba el nuevo Comité Permanente del Politburó, lo que le sitúa en la línea de ser primer ministro cuando Li Keqiang se retire en marzo.

Los otros miembros del Comité Permanente, compuesto por siete personas, son Zhao Leji y Wang Huning, que regresan del anterior comité, y los recién llegados Cai Qi, Ding Xuexiang y Li Xi. Li Qiang también es nuevo en el Comité Permanente.

Los analistas consideran que todos tienen una estrecha relación con Xi, el hijo de un revolucionario del Partido Comunista que ha llevado a China en una dirección más autoritaria desde que llegó al poder en 2012.

Richard McGregor, investigador principal de Asia Oriental en el centro de estudios Lowy Institute de Sídney, dijo que el resultado es una victoria rotunda para Xi.

«Todos sus rivales, potenciales y reales, han sido expulsados del Comité Permanente del Politburó y los leales a Xi ocuparon su lugar. El nuevo Politburó es una declaración enfática del dominio de Xi sobre el partido», señaló.

La presentación del Comité Permanente y del Politburó de 24 miembros se produce un día después de la clausura del XX Congreso del Partido Comunista, en el que se añadieron enmiendas a los estatutos que cimentan el estatus central de Xi y el papel rector de su pensamiento político en del partido.

Aun así, Xi, de 69 años, se enfrenta a duros retos, ya que la segunda economía mundial se está desacelerando y crece la frustración por su política de «cero COVID». Además, China está cada vez más distanciada de Occidente, agravado por el apoyo al ruso Vladimir Putin y las crecientes tensiones sobre Taiwán.

«Este es un liderazgo que se centrará en lograr los objetivos políticos de Xi, en lugar de perseguir sus propias agendas para lo que creen que es mejor para el país», dijo Drew Thompson, de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur. «Sólo hay una forma correcta de gobernar, y es la de Xi».

¿Quién es Xi Jinping?

Cuando Xi Jinping llegó al poder en 2012, algunos predijeron que sería el líder más liberal del Partido Comunista de China por su perfil discreto y su historial familiar. Diez años después, la realidad es bien distinta.

Tras haberse asegurado este domingo un tercer mandato al frente del partido, y por tanto del país, y de erigirse en el dirigente más poderoso desde Mao Zedong, Xi demostró una ambición implacable, una intolerancia a la disidencia y un deseo de control que ha llegado hasta casi el último aspecto de la vida cotidiana de China.

Conocido al comienzo como el marido de una popular cantante, se ha erigido en un líder con un aparente carisma y un habilidoso relato político que han creado un culto personal no visto desde los tiempos de Mao.

Pero poco se conoce sobre su persona o sus impulsos.

«Yo discuto la visión convencional de que Xi Jinping busca el poder por el poder», dice a la AFP Alfred L. Chan, autor de un libro sobre su vida. «Yo diría que anhela el poder como un instrumento para cumplir su visión».

«Realmente tiene una visión sobre China. Quiere ver China como el país más poderoso del mundo», dijo otro biógrafo, Adrian Geiges.

En esta visión que él llama el «sueño chino» o «el gran rejuvenecimiento de la nación china», el Partido Comunista (PCC) desempeña un papel central.

«Xi es un hombre de fe (…) Para él, Dios es el Partido Comunista«, escribió Kerry Brown en su libro «Xi: A Study in Power». «El mayor error que comete el resto del mundo sobre Xi es no tomarse en serio su fe».

Aunque su familia integraba la élite del partido, Xi no parecía destinado a esta posición. Su estricto padre Xi Zhongxun, un héroe revolucionario llegado a viceprimer ministro, fue purgado durante la Revolución Cultural de Mao.

«Xi y su familia quedaron traumatizados», dice Chan.

De un día para otro, el ahora presidente perdió su estatus. Una de sus medio hermanas se suicidó por las persecuciones.

Xi quedó condenado al ostracismo por sus compañeros de clase, una experiencia que, según el politólogo David Shambaugh, contribuyó a «un desapego emocional y psicológico y a su autonomía desde muy temprana edad».

Con 15 años fue enviado al centro de China, donde pasó años cargando cereales y durmiendo en cuevas. «La intensidad del trabajo me impactó», reconoció.

También participó en sesiones en las que debía denunciar a su propio padre, según explicó en 1992 al diario The Washington Post. «Incluso si no entiendes, te fuerzan a entender (…) Esto te hace madurar antes», contó.

Para el biógrafo Chan, estas experiencias le confirieron «dureza».

«Suele ir a por todas (…) Pero también tiene una noción de la arbitrariedad del poder, por eso enfatiza la gobernanza basada en la ley».

Actualmente, la cueva donde durmió Xi se ha convertido en una atracción turística para mostrar su preocupación por los más pobres.

En una visita de la AFP en 2016, un lugareño lo describió como una figura casi legendaria, leyendo libros entre las pausas del intenso trabajo, con lo que «se podía ver que no era un hombre normal».

Pero el camino no fue de rosas para Xi. Antes de entrar al PCC, su solicitud fue rechazada varias veces por su legado familiar.

Y luego empezó a un «nivel muy bajo» como jefe del partido en un pueblo en 1974, apunta Geiges. Eso sí, «trabajó muy sistemáticamente» y llegó a gobernador regional de Fujian en 1999, líder provincial del partido en Zhejiang en 2002 y luego en Shanghái en 2007.

Entretanto, su padre fue rehabilitado en los años 1970 tras la muerte de Mao, lo que reforzó su posición.

En el plano personal, Xi se divorció de su primera mujer para casarse en 1987 con la popular soprano Peng Liyuan, entonces más conocida que él.

Para Cai Xia, una antigua dirigente del PCC ahora exiliada en Estados Unidos, Xi «sufre un complejo de inferioridad, al saber que está pobremente educado en comparación con otros altos dirigentes del partido».

Por ello es «susceptible, obstinado y dictatorial», escribió en un artículo reciente en Foreign Affairs.

Pero Xi siempre se ha considerado «heredero de la revolución», asegura Chan.

En 2007 fue nombrado en el comité permanente del Buró Político, el máximo órgano de decisión de China. Y cinco años más tarde llegó a la cumbre, reemplazando a Hu Jintao.

Su currículum no hacía presagiar lo que vino después: represión de movimientos civiles, medios independientes y libertades académicas, presuntos abusos de derechos humanos en la región de Xinjiang, o una política exterior mucho más agresiva que la de su predecesor.

Sin acceso a Xi ni a su círculo, los académicos buscan en sus escritos tempranos pistas sobre sus motivaciones.

La importancia central del partido y su misión «de hacer China un gran país otra vez es evidente desde los primeros registros de Xi», dice Brown.

Esta narrativa presidencial de una China en auge ha causado gran efecto en la población, usando este nacionalismo a su favor para legitimar el partido entre la población.

Pero también es evidente el temor a perder el poder.

«La caída de la Unión Soviética y del socialismo en el este de Europa fue una gran conmoción» para Xi, estima Geiges.

Y su conclusión es que este hundimiento fue por la apertura política. «Decidió que algo así no debe ocurrir en China (…) Por eso quiere un liderazgo fuerte del Partido Comunista, con un líder fuerte», añade.

El nuevo gabiente

Putin felicitó a Xi y dijo que espera seguir desarrollando una «asociación integral» entre sus dos países. «Los resultados del Congreso del Partido confirman plenamente su alta autoridad política, así como la unidad del partido que dirige», dijo Putin a Xi, según la web del Kremlin.

El líder norcoreano, Kim Jong Un, también envió una carta de felicitación a Xi, según informó la agencia estatal de noticias KCNA.

Como se esperaba, la nueva formación del Comité Permanente no incluye un sucesor claro de Xi, cuyo predecesor Hu Jintao fue escoltado de manera inesperada fuera de la ceremonia de clausura del congreso el sábado.

El ascenso de Li Qiang, de 63 años, al puesto número dos, por su parte, habla de la importancia de los vínculos con Xi.

Como jefe del partido en Shanghái, Li fue un pararrayos para un brote de indignación pública que superó a los censores sobre el duro cierre de la ciudad durante dos meses por el Covid-19 a principios de este año. Además, Li y Xi comparten una larga historia, que incluye el paso de Li como jefe de gabinete de Xi cuando éste era jefe del partido en la provincia de Zhejiang.

Otro nuevo miembro del Comité Permanente es el secretario privado y guardián de Xi, Ding Xuexiang, que a sus 60 años es el más joven del nuevo panel. Ding dirige la poderosa Oficina General del Comité Central del partido, que gestiona los asuntos administrativos de la cúpula.

Cai Qi, de 66 años, se incorpora al Comité Permanente desde su puesto de jefe del partido en Pekín y es considerado uno de los aliados políticos más cercanos a Xi, ya que ha trabajado con él durante 20 años en las provincias costeras de Fujian y Zhejiang.

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