Dejando huella para vivir un amor libre y feliz
Por: Gaby Bazán
“Que el amor sea una fuente de vida o que no sea nada” – Simone de Beauvoir
Desde la niñez aprendemos a relacionarnos basándonos en cuentos de hadas con creencias que influyen en nuestro comportamiento, aceptándolos como propios, contrastándolos con una realidad diferente y frustrante que vivimos que derivan en procesos dolorosos y decisiones equivocadas que nos alejan de nuestro proyecto de vida.
Obligándonos culturalmente a adoptar mitos para seguir un modelo de afectividad denominado “amor romántico”, concebido en estos cuentos que nos orillan a dirigir nuestras acciones para el agrado de un hombre, que a cambio acepte formar una familia perfecta llena de roles y estereotipos de género, acompañado de culpas y sufrimiento para lograrlo, “hasta que la muerte nos separe”.
El amor como significado no lo es todo en una relación, ya que involucra otros mecanismos para interactuar con la pareja sanamente desde el cotidiano que jamás solucionará cupido como, la comunicación, capacidad de resolver problemas, respetar formas de pensar, comprender y escuchar.
Por otro lado, el amor romántico es una idealización y perfección de la pareja, impuestos por la sociedad, que nos orilla a soportar actos violentos basados en una cultura machista, que no contempla a las personas con sus propios gustos, intereses, deseos, aspiraciones y preferencias.
No pretendo ir en contra del amor, al contrario, considero lo debemos dignificar como una acción responsable y libre, para que no solo sea un pensamiento o emoción equivocada y destructiva. Hablar de amor siempre será controversial, pero aun así debemos cuestionarlo, para desarmar estas creencias dañinas con el fin de acompañar nuestra vida por amores sanos y libres.
También, debemos reforzar nuestra autoestima y apreciación personal, sin afán de agradarle a nadie, sin minimizar nuestro valor, recordemos que las relaciones duraderas vienen de la aceptación y respeto.
Recordemos que el amor no solo es una emoción o un pensamiento, también es una acción, lleva a una responsabilidad y voluntad compartida, revolucionemos la forma de pensar y accionar a favor del amor, dejando atrás el romanticismo que daña, encontrando aquel que es corresponsable, liberador y pacífico.
Hay infinitas formas de amar, el amor no es una lucha ni tampoco es sufrimiento, tampoco del odio al amor hay un paso; ser toxico habla del nivel de violencia que ejerces y recuerda quien te quiere no te hará sufrir.
El amor debe basare en respeto, comunicación, acuerdos, igualdad y empatía, con narrativas que cambien las conversaciones, empoderen a las mujeres y que sean libres de violencia. Tu historia no es una fantasía en donde la princesa se tiene que casar, siempre hay más por contarse.
Dignifiquemos el amor que merecemos, con múltiples concepciones, donde se rompan tabúes, donde viva tu esencia y amor propio.
“Que el amor sea una fuente de vida o que no sea nada” – Simone de Beauvoir
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