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La Terminal, la cantina que ha sido testigo de seis décadas de historia | Clásicos poblanos

La Terminal, una cantina ubicada en la 4 Sur, entre 9 y 7 Oriente del Centro Histórico de Puebla, ha sido testigo de décadas de historia. Fundada en 1963 por el señor Agapito Cisneros, este sitio ha dejado una huella en la comunidad local. Desde sus inicios, este establecimiento ha sido un punto de encuentro para diversos grupos sociales y a lo largo de los años ha experimentado cambios.

La ubicación estratégica de La Terminal se debe a que al lado había una popular fonda llamada La Tía, de quien la dueña (Felipa) era la esposa del señor Cisneros, que atrajo a numerosos conductores de camiones que buscaban un lugar para relajarse y disfrutar de una bebida tras su jornada laboral.

Fue así que se creó la cantina, misma que recibió su nombre debido a su proximidad a un encierro de autobuses en la 11 Oriente, donde los conductores hacían su última parada antes de llegar a La Terminal.

A pesar de los estigmas sociales de la época, el señor Agapito Cisneros insistió en que su sobrina, Nicolasa Aurelia, quien trabajaba en la fonda, asumiera la responsabilidad de administrar el establecimiento, ya que el hijo a quien le apodaban El Chino tenía problemas y no podía hacerse cargo.

“Yo no quería estar aquí, porque para mí esto era mucho. Que una mujer estuviera en una cantina no se veía bien, pero mi tío dijo que no iban a faltarme al respeto, yo no quería. Para todo esto mi primo estaba ausente, entonces tenía que meterme para apoyar”, relata quien hoy día es conocida popularmente como doña Tina y/o La mera jefa, por su cargo.

‘La mera jefa’ asume el cargo

A pesar de que sólo tenía 19 años de edad, Nicolasa Aurelia se hizo responsable del sitio, su tío le enseñó a preparar bebidas y además ella atendía a los clientes, ganándose con el tiempo, ser la imagen del lugar.

Cuando su primo se ‘recuperó’ se hizo cargo de La Terminal, sin embargo, narra doña Tina que descuidó el sitio, y se empezó a ganar “una mala fama” el negocio. Hasta que El Chino decidió vender la cantina.

“Mi primo la andaba rematando y ya estaba a punto de entregarla, pero le dije que no, le di dinero y me quedé con ella, si no la hubiéramos perdido, entonces desde ese entonces estoy a cargo de este lugar que significa todo para mí”, destaca doña Tina.

A lo largo de casi 40 años, entre su separación y regreso, la señora Tina, quien hoy día tiene 70 años de edad, se convirtió en el corazón y alma de La Terminal, describen los clientes que aún llegan a ir.

Clientes y bebidas populares

Aunque predominaban los adultos mayores como clientes habituales, entre estos jubilados, personas de diversas clases sociales se congregaban en este icónico lugar. Actualmente como homenaje a aquellos clientes que ya no están presentes, Aurelia ha colocado cuadros conmemorativos con fotografías de algunos en una de las paredes de La Terminal.

Durante su gestión, las botellas más populares eran el Viejo Vergel, Bacardí Oro, así como las añadidas con el paso del tiempo, como la sangría y una bebida conocida como La Piedra, estas dos últimas las favoritas de la gente por el sabor.

“Es bonito estar aquí siempre y cuando te des a respetar. Mi tío me dijo que jamás aceptara una copa de un cliente que porque si no iban a catalogarme como otra persona. Es la fecha que nunca he tomado una copa, es bonito porque te respetan”, expresa ‘La mera jefa’.

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