Madres buscadoras exigen a Fiscalía agilizar indagatorias
La lucha de estas madres y familias representa un llamado a la acción, un recordatorio de que cada mujer desaparecida tiene un nombre, una historia y un derecho inalienable a la justicia.
Madres buscadoras y familias de mujeres desparecidas, se manifestaron a las afueras de la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE), para exigir justicia por sus casos y que agilicen las indagatorias que den con su paradero. Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, alzaron la voz para que no se sigan registrando hechos de este tipo y que los que existen, puedan concluirse satisfactoriamente.
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) desde el histórico, en el estado de Puebla hay un total de 7 mil 775 mujeres que han sido reportadas como desaparecidas y de esa cifra, un total de 971 permanecen en calidad de desparecidas o no localizadas. No obstante, las activistas consideran que la cifra es más grande.
La mañana de este 8 de marzo, los integrantes del Colectivo Voz de los Desaparecidos, se congregaron a las afueras de la Fiscalía para exigir justicia y celeridad en las investigaciones que permitan dar con el paradero de sus seres queridos. Sin embargo, su movilización fue retrasada por la organización “UPVA”, ya que en el mismo horario, realizaron una marcha.
Fue hasta que la Unión Popular de Vendedores Ambulantes, desocupó el frente de la FGE, cuando los familiares de desaparecidos pudieron leer su pronunciamiento. En voz de su fundadora, María Luisa Núñez, recordaron que este Día Internacional de la Mujer, hay valientes mujeres que piden un alto a la impunidad y a la violencia de género, ya que ha cobrado la desaparición de tantas mujeres en el territorio poblano.
Previo a marchar, se llevó a cabo una misa encabezada por dos padres jesuitas, el padre Conrado y Arturo, más cuatro religiosas que se sumaron a la actividad. En su mensaje, lamentaron que la Iglesia excluya a tantas mujeres por su ideología, por sus luchas, por sus preferencias, cuando el objetivo de Dios y Jesús, siempre ha sido la unidad. La eucaristía fue dedicada a Esmeralda Gallardo, una madre que buscaba a su hija Betzabé Alvarado y quien, hasta el momento, sigue desparecida.